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PEQUEÑO BULTO DE FELICIDAD

PEQUEÑO BULTO DE FELICIDAD

Мы и мир

Escrito por ANNA RAZINKOVA el 23 de mayo de 2020

La generación moderna cada vez piensa menos en acciones buenas y misericordiosas. Todos piensan solo en sí mismos y en su estado mental. Y lamento mucho que nuestro mundo esté lleno de egoísmo e hipocresía, porque es bueno que nos eduque y nos haga mejores.

Desde pequeña, soñaba con un amigo peludo con el que jugaría, caminaría y dormiría. Mis padres no me permitieron tener un perro por mucho tiempo, porque esta es una gran responsabilidad que no puedo enfrentar. Pero, al crecer, pude demostrarles lo contrario.

La búsqueda de este milagro no duró mucho. Encontramos un anuncio en Internet, contactamos a un voluntario e hicimos una cita. Dos días después, llegué a casa del curador, donde mi nuevo amigo me estaba esperando. Al entrar en la habitación, vi un pequeño y tembloroso bulto de felicidad, que me miró con ojos tristes. Tomé al cachorro en mis brazos, lo abracé con fuerza, lo besé en la nariz y lo llevé a mi casa sin ninguna duda.

Mi perrito Zemfira no dejó a nadie a acercarse a ella durante mucho tiempo. Tenía miedo de que la golpearan nuevamente y trataran de matarla. Por lo tanto, ella se escondia en la esquina, se escondia detrás del refrigerador, se escapaba de mí, comia poco y no durmia bien. Pero poco a poco comenzó a acostumbrarse a la nueva casa y a nosotros. Se dió cuenta de que nadie aquí la ofendería, pero, por el contrario, le protegería y daría amor, afecto y calidez.

Ahora Zemfira se siente genial. Camina por la calle, juega con otros perros y se baña en un cálido abrazo. Estoy extremadamente contenta de que este bulto de felicidad ahora viva en mi casa, porque me trae una gran alegría, me levanta el ánimo y hace que mi vida sea feliz.

El alma de cada persona se regocija cuando el hace el bien a otros.

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